El juego en la pedagogía como lenguaje

April 23, 2018

En la educación existen, por parte de algunos docentes, falsos imaginarios como que el juego es una pérdida de tiempo, o que el juego no es posible llevarlo a cabo desde ciertas áreas, desconociendo los beneficios que puede aportar al desarrollo de las clases. En el siguiente artículo se expone una comprensión del juego como lenguaje y cómo sus atributos inciden en tener una actitud diferente frente a lo que se quiere enseñar, generando nuevas alternativas pedagógicas que, poco a poco, van trasformando las prácticas en la escuela.

 

¿Podemos lograr transformar nuestras prácticas o incidir en un mejoramiento de ellas incorporando y comprendiendo el juego como lenguaje y, a la vez, como herramienta pedagógica?

 

Muchas veces los docentes creemos estar haciendo nuestras prácticas desde el juego, ignorando la complejidad que este concepto abarca; algunos maestros confunden jugar con activismo ciego, es decir, sugieren acciones en el aula la mayoría de veces sin pensarlas o planearlas por la sencilla razón de que les parece que hacerlas es algo creativo y productivo.

 

Otros docentes, simplemente evitan jugar porque creen que es perder el tiempo, no encuentran o, mejor, no intentan indagar por qué es importante jugar y, simplemente, como no conocen el potencial del juego como herramienta pedagógica lo rechazan y no lo permiten en sus clases.

 

Por lo general, en los colegios las actividades de juego se delegan a los docentes de educación física o a los profesores de artes, como si ellos fueran los elegidos, como si tuvieran un don especial, o como si el juego solo abarcara artes y deportes, y puede que estos maestros sí sean creativos, pero no lo son por pertenecer a una área específica, lo son por iniciativa propia y porque todos podemos potenciar la creatividad, a través del juego rompiendo continuamente con esquemas de la experiencia (Rodari, G.1999, p. 201) los maestros descubren, a través del juego, que las clases no tienen que ser lineales y que los conocimientos se pueden pensar y expresar de muchas maneras como: teatro, literatura, dibujo, lectura, cine, música, deportes, salidas, pintura, video juegos, internet o, simplemente, que propiciando otros escenarios de juego aparecen nuevas formas de asumir y de expresar lo que se quiere enseñar.

 

Ahora bien, como podemos abordar en la pedagogía el tema del juego como lenguaje, empezaremos por comprender los núcleos temáticos que hacen parte de esta afirmación. En primer lugar, tenemos que el concepto juego es tan antiguo como la humanidad y a través del tiempo ha tenido enfoques diferentes; por ejemplo, en occidente los griegos, en los orígenes de la educación clásica en época de Homero, lo comprendieron como “distracciones elegantes de los caballeros” (Marrou, p. 28) y qué decir de toda la tradición de los juegos olímpicos donde el juego era visto como entretenimiento, competencia. Sin embargo, Platón ve el juego como un ritual sagrado de preparación para la guerra, la educación física y la gimnasia adquieren un status significativo como disciplina en la educación. En el libro IV de La ética de Aristóteles el juego se recomienda como actividad complementaria al descanso; los medievales, siguiendo la corriente de Aristóteles, indagaron la importancia del juego en un marco teológico y religioso. Con el pensamiento moderno, en el S XVIII, se puede decir que se empieza a consolidar la teoría del juego desde su naturaleza.

 

Veamos algunos autores que consideramos oportunos para ampliar nuestro horizonte.

 

Para Huizinga “el hombre es, ante todo, homo-ludens, hombre que juega. El juego es libertad, irrupción de la realidad, tiene límites y reglas y es, primordialmente, una forma cultural, es una trasposición de lo real en un orden superior” (1938); Winnicot afirma “un rasgo importante del juego, a saber: que en él, y quizá solo en él, el niño o el adulto están en libertad de ser creadores” (1971, p. 51). Vigotsky dice que “el juego es una actividad social, en el cual, gracias a la cooperación con otros niños, se logran adquirir papeles o roles que son complementarios al propio” (1978).

 

Estas son algunas de las concepciones acerca del juego entendido como un concepto múltiple y complejo. Todas aportan y rescatan la importancia que cobra en la cultura y en la educación y como parte de ellas, es vital, libre y necesario en el desarrollo de todos los seres humanos, es, además, alegría, goce y placer, el juego nos trasporta nos permite ser, crear, viajar, soñar, es la fusión entre ficción y realidad, el juego expresa y comunica. Así debe ser el contexto de los docentes que juegan con sus estudiantes en la escuela dentro y fuera de ella. En un comienzo el juego se utiliza de forma libre, la intención no es enseñar, es jugar. El juego origina múltiples situaciones, y con intencionalidades pedagógicas claras para los maestros y no explícitas para los estudiantes, se puede sacar provecho de la situación y lograr que los alumnos construyan libremente nuevos aprendizajes, es decir, maestros y alumnos en el proceso de enseñanza aprendizaje a través del juego logran hablar un mismo lenguaje.

 

Pero, ¿a qué nos referimos al decir que el juego es lenguaje? Miremos algunos aportes de la lingüística para demostrar por qué lo es. Saussure en su Curso de lingüística Generaldice: “el lenguaje es un hecho social” (1945, p. 30). En las definiciones anteriormente señaladas identificamos que el juego es un fenómeno social, que está presente en todas las manifestaciones culturales, en todas las dimensiones sociales. El lenguaje según Saussure y Chomsky presenta doble arbitrariedad entre el significado y el significante del signo lingüístico (1945, p. 99). El signo lingüístico es el elemento mínimo constitutivo de la comunicación, es componente esencial del lenguaje, son las dos caras de la moneda, el plano real y el plano de las ideas, es decir, cuando pensamos en un concepto, por ejemplo, balón, aparece, por un lado, el significante, los sonidos articulados b – a –l – ó – n, y esta imagen acústica va unida a la definición que se ha dado por convención y uso a este concepto: balón: es una bola utilizada en deportes de pelota y otros juegosel significadoes la idea abstracta que el hablante extrae de la realidad. En otras palabras, el significado es la representación mental que cada uno hace de la palabra balón.

 

Cuando los niños juegan, por ejemplo en las rancherías de Uribía, lo hacen con el cardón, “plantas espinosas correspondientes a distintas familias, como la amarilidácea, que se da en zonas desértica y es similar al cactus”, aquí encontramos el plano real, la definición e imagen acústica c –a –r –d –ó -n son el significante.

 

Y además, cuando los niños están jugando con el cardón está presente lo que Vigotsky y Huizinga llamaron el como si, o Winnicott fenómenos transicionales, es decir, los niños juegan con el cardón como si la planta fuera otra cosa, como si fuera un carrito, o como si fuera cualquier otro elemento que la imaginación permita, es la representación simbólica que se extrae de la realidad, es decir, es el significado de la doble arbitrariedad del signo lingüístico.

 

En el colegio Tomás Rueda en Bogotá cuando los niños y niñas juegan con a –r –o- s, significante, como si fueran alas, o con colchonetas como si fueran casas, significado,también están jugando con “el como si”, y podemos seguir enumerando ejemplos porque solo basta con observar a los niños jugar para ver cómo está presente el juego como lenguaje en sus formas de relacionarse y de conocer. “El lenguaje es, a la vez, el resultado de la experiencia particular de cada sujeto” (Habermas, p. 1984. Es decir, el juego es un fenómeno cultural, pero las comprensiones que cada uno hace son diferentes gracias a la multiplicidad de experiencias y de interpretaciones que cada uno puede hacer en el momento de jugar.

 

¿Qué pasaría si llevamos un grupo de niños de grado segundo del colegio Tomás Rueda de Bogotá a las rancherías de Uribía, capital indígena de Colombia donde los niños y niñas en edades tempranas solo hablan wayuunaiki y luego de presentarlos permitimos que jueguen libremente? Seguramente se darían interacciones sociales interesantes que solo el juego permite y a pesar de que ambos grupos de niños hablan lenguas diferentes, no tendrían problemas para comunicarse porque tendrían en común el lenguaje universal del juego, y los niños wayuu enseñarían elementos de su cultura a los niños de la capital a través del juego como, por ejemplo, que ellos hacen carreras, competencias utilizando una planta verde con espinas que sirven de ruedas, para sus carritos.

 

Los maestros que, a través del juego, reconocen que este ha incidido en una actitud nueva frente al ejercicio de la docencia, son de diferentes áreas y grados. Un imaginario de algunos docentes es decir que desde mi asignatura el juego no se puede llevar a cabo, que funciona mejor con ciertas áreas, expresiones como: –es que las matemáticas se enseñan así–el juego es para los descansos, –jugar es perder el tiempo, son frecuentes en nuestros queridos maestros. “Parece establecido desde la eternidad en todas las latitudes que el placer no tiene que figurar en el programa escolar y que el conocimiento no puede ser sino el fruto de un sufrimiento bien comprendido” (Pennac, D., 1997, p. 32), es lamentable pero cierto: muchos docentes no conciben la enseñanza sin asociarla con castigos, recuperaciones, conceptos como deficiente, insuficiente, entre muchos otros que solo causan mal trato y poco amor y motivación por la escuela.

 

Así mismo, los docentes que han trasformado su forma de ver, de enseñar, de evaluar, exploraron diferentes posibilidades a través del juego como lenguaje para enseñar ciencias, sociales, español, educación física, matemáticas, etc., primero, entendiendo que cada niño es un universo que brilla de forma diferente y segundo, escuchando qué querían encontrar, los niños y las niñas, en las clases. Experiencias como la de Tonucci (1991) con su proyecto La ciudad de los niños, nos muestran que los niños, al igual que los adultos, reconocen situaciones, pero, a diferencia de los grandes que se adaptan, los niños piden cambios y los logran. Además, aquellos docentes que le apuestan al juego como herramienta pedagógica comprenden que para transformar la práctica se debe transformar el ser, es decir “debemos ser maestros formados e informados” (Romero, 2008); no basta con mis apreciaciones o valoraciones sobre el juego, es necesario leer, investigar, confrontar, argumentar, refutar y proponer.

 

Para entender cómo hacer un buen uso del juego como lenguaje se debe reconocer que en el conocimiento no hay verdades absolutas y que pueden ser replanteadas, así mismo sucede con las metodologías acerca de qué enseñar y cómo enseñar, también son susceptibles de cambios. El juego como lenguaje logra rescatar y potenciar las interacciones, la interdisciplinariedad; entre los innumerables procesos los niños le dan sentido a todo lo que los rodea, el juego rompe con el paradigma de tiempo y espacio, desarrolla la memoria, la toma de decisiones, entre otros.

 

Los docentes que involucran el juego logran articular las temáticas de sus programas de estudios con situaciones de juego, los niños juegan, se divierten, viajan, se transportan y regresan cargados con aprendizajes simultáneos de contenidos interdisciplinarios; ciencias, matemáticas, español, música, historia, habilidades sociales, entre otros, se conjugan como un todo que es el conocimiento que no se simplifica, que no excluye sino que se integra en el juego.

 

El juego entendido como lenguaje, es una invitación a permitirnos comunicar e interactuar en la escuela de otra manera, tanto profesores como alumnos. Las prácticas pedagógicas sí se ven afectadas positivamente; el juego rompe con falsos imaginarios de espacio y tiempo que ciegan e impiden que el niño se manifieste, por el contrario, cuando los maestros se dejan seducir por el juego, la adquisición y creación de aprendizajes se incrementa, fluyen libre y espontáneamente, sin presiones ni castigos. El juego en la escuela es ganancia, la clase se transforma en un ambiente agradable, placentero, por supuesto, con reglas y acuerdos y, como en el juego, no queremos que termine.

 

Obtenido el 22 de abril en https://bit.ly/2HGspcl

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