Hoy en día, corren tiempos de cambio en todo lo que a la escuela se refiere. Conseguir que la educación sea inclusiva, participativa y creativa se ha convertido en el objetivo de muchos miembros de la comunidad escolar. Así pues, el patio, el espacio donde los niños disfrutan de sus 30 minutos de libertad, no iba a ser menos.
En los últimos años, se han impulsado distintos proyectos para animar y apoyar a los docentes a la hora de llevar a cabo las reformas apropiadas para que el recreo sea un espacio de experimentación, juego y, también, aprendizaje para los alumnos. Un ejemplo es Micos, una iniciativa coordinada por el estudio Pez Arquitectos para transformar en tiempos de crisis, es decir, con pocos medios y de manera participativa, espacios públicos de centros educativos. Su trabajo pretende implicar a padres, madres, alumnos, alumnas y personal del colegio a través de tres sesiones. En primer lugar, detectar las necesidades del patio, a continuación, exponer la propuesta de rehabilitación y, por último, ejecutar los cambios.
Estamos acostumbrados a una escuela en la que hay un espacio interior y cerrado donde tienen lugar las clases y un espacio exterior que sirve para que los niños descarguen energía a media mañana para, después, poder seguir con el estudio. Sin embargo, las nuevas tendencias en educación sugieren que el recreo se adapte a las necesidades reales de la infancia y que se utilice para convertir el aprendizaje en algo práctico y vivencial. Experimentar, jugar y observar el mundo que les rodea, son algunas de las técnicas que los profesionales recomiendan para los estudiantes y más, en edades tempranas.
Hasta ahora, las pistas de fútbol y baloncesto habían monopolizado el espacio exterior de los colegios. En lugar de fomentar los juegos competitivos, existen muchas otras maneras de que los niños aprendan a comunicarse, negociar, compartir y cooperar en el recreo. Estos son algunos pequeños cambios de bajo presupuesto que, a base de predisposición e imaginación, ayudan a crear patios de escuelas que inviten a jugar libremente y aprender al mismo tiempo:
Hace tiempo que se reflexiona sobre introducir los juegos en el proceso de aprendizaje de los más pequeños. Aprender de manera informal, rodeados de compañeros y en contacto con su entorno son algunas de las posibilidades que ofrece un patio escolar adaptado a las necesidades didácticas y de formación de los niños y niñas. ¿Echáis de menos algún elemento que pudiese beneficiar a vuestros hijos? Plantéanoslo y plantéalo en el AMPA de su colegio, con pequeños gestos se consiguen grandes cambios.
Obtenido el 5 de junio en: https://bit.ly/2wNkcKy
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