Numerosos estudios e investigaciones han sugerido que el ser humano, como animal de la naturaleza, necesita de ella no sólo para sobrevivir, sino también para prosperar. En esta afirmación se apoyan varios expertos docentes para trasladar esas teorías a la educación: incluir actividades fuera del aula puede ser muy nutritivo para la salud cognitiva, emocional y social de los alumnos.
“El aprendizaje experiencial es nuestra principal fuente de conocimiento. Ese aprendizaje es algo que ocurre en el mundo real, y el mundo real no es el aula”, señala Hartley Banack, conferencista del departamento de Currículum y Pedagogía en la Universidad de Columbia Británica y uno de los principales divulgadores de este tipo de metodologías, ofreciendo talleres para docentes y colaborando con escuelas y guarderías. De hecho, en el año 2015 organizó un festival de educación al aire libre conocido como ‘Wild About Vancouver’, en el que se ofrecieron clases gratuitas de todo tipo: desde el uso del kayak hasta la permacultura.
Pero no es el único experto que apuesta por este tipo de formación. Juliet Robertson, consultora educativa y conferencista escocesa, ha publicado este pasado 2017 un libro llamado ‘Educar fuera del aula’. En él, se basa en sus propias experiencias durante sus años como docente en Educación Primaria, incluyendo actividades y sugerencias muy sencillas que pueden llevarse a cabo con muy pocos recursos. “Los educadores pueden dar un uso innovador a diferentes lugares y espacios que estimulen a los alumnos a disfrutar, crear, innovar y aprender”, explica. Estas actividades abarcan cualquier experiencia en el aire libre, de las que la autora destaca ejercicios de trabajo por equipos que incluyan algún tipo de aventura o exploración.
Por otro lado, uno de los principales líderes en consultoría educacional de Reino Unido, Creative Education, sugiere que una de las razones a tener en cuenta es que, llevar la clase fuera del aula, permitirá a los docentes encontrar miles de oportunidades para “hacer que los conceptos del aprendizaje sean reales y relevantes al ponerlos en un contexto real”. Además, señala que puede ser especialmente útil, ya que supone una gran oportunidad para que los docentes puedan ayudar a los alumnos a desarrollarse como ciudadanos responsables con el medioambiente y el entorno natural, algo que puede ser complicado de enseñar dentro del aula.
Así, llevar a cabo actividades fuera del edificio escolar ofrece un sinfín de posibilidades que pueden reportar grandes beneficios a los alumnos, en especial si se utiliza como complemento a las lecciones impartidas dentro del aula. La cuestión es el grado de experimentalidad que el docente quiera aportar a la dinámica de clase.
Obtenido el 6 de agosto de 2018 en: https://bit.ly/2MptapF
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